La visita al cementerio

He decidido escribir algo corto en la madrugada de hoy. Me he levantado por los llantos de mi bebé pero no he podido volver a dormir por los pensamientos somnolientos que me trasladan al pasado. Son hincones y más hincones en la frente que no se si pueda volver a capturar por medio de la escritura y si no los capturo duelen más hasta quedarme dormido. 

Entonces, mi esposa, mi hija y yo fuimos a visitar a mi suegro quién falleció hace 5 años por causas del Covid 19. Hace dos días fue su aniversario y como todos los años desde su inexistencia física, sin falta, hacemos la parada para visitar sus restos corporales. Cada vez que nos sentamos alrededor de su tumba siempre nos preguntamos ¿cómo explicarle a Saori, nuestra hija, que su mamá no tiene papá? Tal vez mi esposa se pregunta ¿Cómo he hecho una vida sin mi papá? 

A través de una lecutra que hice la otra vez de Feenstra y Verzero sobre “Ciudades Performativas” me quedé pensando aún más en la visita al cementerio. El cementerio me parece un lugar en donde se manifiesta lo performativo, es decir, si la ciudad y la memoria se construyen dialécticamente al poner lugares en donde se entremezclan el pasado y el presente. El cementerio es aquel lugar en donde te permites perderte y al mismo tiempo reencontrarte solo a través de las memorias. Mi familia y yo nos asombrábamos cuando vimos la lápida de una persona que vivió 105 años. Tremendo. ¿Cómo habrá sido su vida? 

Al retirarnos del cementario, mi esposa y yo visualizamos al anciano que se muestra en el encabezado de este escrito. Tal cual se muestra en la imagen, estaba sentado, leyendo un libro o tal vez leyéndole a alguien un libro. No lo sabemos, pero no se va de mi memoria. Ese acto para mi es performativo, dialéctico, contradictorio y demasiado humano. Este acto, simple a primera vista, vuelve al cementerio un “personaje”. Un personaje que crea memorias. El anciano se muestra con la mirada perdida, pensante, flotante, como si quisiera devolverle la vida a alguien a punta de recuerdos, con solo recordar. No lo sé. Lo que sé, es que dejó huella en mi, dejó una memoria. 

Tal vez el cementerio es eso, un lugar en donde podamos tener la mirada perdida y no sentir vergüenza.

Feenstra, Pietsie y Lorena Verzero. “Ciudades performativas: Tres ciudades capitales, tres procesos de memorias”, en Pietsie Feenstra y Lorena Verzero (coords.-eds.). Ciudades performativas: prácticas artísticas y políticas de (des)memoria en Buenos Aires, Berlín y Madrid. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires: CLACSO-Instituto de Investigaciones Gino Germani – UBA, 2021. 

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